sexta-feira, 24 de maio de 2013

Pablo Neruda: Oda a la Cebolla


Oda a la Cebolla
Pablo Neruda

Cebolla
luminosa redoma
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura
escamas de crystal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
Bajo la tierra
fue el milagro
y cuando apareció
tu torpe tallo verde
y nacieron tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío
mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto
duplicó la magnolia
levantando sus senos,
la tierra
así te hizo,
cebolla
clara como un planeta
y destinada a relucir
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.

Generosa
deshaces
tu globo de frescura
en la consumación
ferviente de la olla
y el jirón de cristal
al calor encendido del aceite
se transforma en rizada pluma de oro.

También recordaré como fecunda
tu influencia, el amor, de la ensalada
y parece que el cielo contribuye
dándote fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios de un tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo
regada con aceite
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina
envuelta en delicado
papel, sales del suelo
eterna, intacta, pura
como semilla de astro
y al cortarte
el cuchillo en la cocina
sube la única
lágrima sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.

Yo cuanto existe celebré, cebolla
pero para mi eres
más hermosa que un ave
de plumas cegadoras
eres para mis ojos
globo celeste, copa de platino
baile inmóvil
de anémona nevada

y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.

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